Alicia en el País de las Maravillas
Lewis Carroll
Hay libros de los que resulta difícil escribir una opinión, pues es mucho lo que se ha dicho ya sobre ellos. Este es el caso de “Alicia en el País de las Maravillas”, un clásico de la literatura que se aprecia mejor si el lector es ya adulto.Lewis Carroll, seudónimo de Charles Dodgson, recopiló bajo el título “Aventuras subterráneas de Alicia” las disparatadas historias que una tarde de verano contó a la niña Alicia Liddell y a sus hermanas durante un paseo en barca. Esta obra, cuyo manuscrito ilustrado Carroll regaló a su pequeña musa, se publicó enseguida con el título “Alicia en el País de las Maravillas” obteniendo un éxito inmediato.“Alicia” es un libro consagrado a la imaginación donde no obstante se oculta una observación sagaz e irónica de la sociedad en la que vivió el autor y de las maneras de la misma. De ahí que esta novela, que encandila a los niños con su colorido, sepa también llegar a los lectores adultos. Porque cada personaje que Carroll incluye en la historia es la representación de un tipo humano que, trascendiendo el tiempo y las formas sociales, resulta cercano para el lector.
Además de su faceta de escritor, Carroll era un matemático vivamente interesado por la lógica simbólica, sobre la que había escrito varios libros divulgativos que pretendían acercar dicha materia al público. Así, arropadas entre las aventuras de “Alicia” se pueden encontrar numerosas paradojas que revelan el hecho de que, a pesar del dislate que parece reinar en el mundo subterráneo al que Alicia llega, sus costumbres y modos de pensar pueden ser más acertados que aquellos de los que se hace uso en el mundo real.
El autor pretendía así poner de manifiesto que muchas de las ideas que habitualmente damos por buenas, no son sino prejuicios y opiniones preconcebidas y doctrinales que carecen de toda base lógica. Luego el absurdo, principal característica de la obra, y mediante el cual se crea un mundo fantástico que subyuga al lector, es la manera en que Carroll distorsiona la realidad para colocarla ante nuestros ojos y hacernos ver así que tal vez el mundo disparatado es en el que vivimos.Los malabarismos que Carroll realiza con el lenguaje a lo largo de toda la obra son otra manera de reforzar la idea de que el despropósito atenaza nuestra vida: las palabras son la trampa que esconde el absurdo y mediante juegos y dobles significados el autor pretende demostrar que el sinsentido reside en el lenguaje que usamos a diario. Y puesto que el lenguaje es la principal herramienta con la cual el ser humano se relaciona con sus semejantes y se representa cuanto le rodea, la inexactitud del mismo sólo puede provocar caos y desorden. Lamentablemente muchos de esos dobles sentidos y juegos de palabras se pierden con la traducción, esfumándose así el que sin duda ha de ser el aspecto más brillante de toda la obra.
En 1871, seis años después de la aparición de “Alicia en el País de las Maravillas”, se publicaba una segunda parte de las aventuras de Alicia con el título “A través del espejo”. En ella nuevos personajes, muchos de ellos sacados esta vez de canciones infantiles populares, son las piezas de una enorme partida de ajedrez en la que Alicia debe llegar a convertirse en reina. Esta Alicia ha perdido sin embargo parte de la frescura y la curiosidad que caracterizaban al personaje en la primera parte. Si en el País de las Maravillas la niña asumía comportamientos propios del mundo de arriba pero sólo a través de la imitación, en esta segunda parte esos comportamientos son ya algo totalmente asumidos por su personalidad que juzga cuanto ve según una escala de valores impuesta que ha hecho suya sin ambages.
Carroll quiso representar así la pérdida de la capacidad infantil de asumir cuanto ocurre alrededor como natural, aunque no lo sea, cuando las coordenadas para juzgar lo que es anormal y lo que no lo es no han sido todavía aprendidas.Segundas lecturas aparte, la desbordante fantasía de Carroll creó una historia fascinante cuyos personajes se han convertido en figuras mundialmente reconocidas. Desde la pequeña Alicia a la Reina de Corazones pasando por el Conejo Blanco, la Liebre Marcera y el Gato de Cheshire, estos sugestivos personajes forman ya parte del imaginario popular.
Jóvenes: Les pido lean en este link la obra completa