Demandas del movimiento estudiantil del 68:
jueves, 28 de agosto de 2008
DOCUMENTAL MEXICO 68
Demandas del movimiento estudiantil del 68:
lunes, 25 de agosto de 2008
Carlos Monsiváis
Pobreza y falta de lectura están relacionadas
Estoy convencido que el lenguaje y la coherencia de las sociedades latinoamericanas depende en mucho de la lectura, dice Carlos Monsiváis
GUATEMALA, Guatemala, jul. 26, 2008.- En entrevista con Noticieros Televisa luego de dictar la conferencia inaugural de la V Feria Internacional del Libro en Guatemala, el escritor mexicano Carlos Monsiváis, se manifestó por abrir espacios para que la lectura llegue a llegue a todos los sectores sociales de América Latina, donde dijo que la pobreza tiene un vínculo directo con la falta de lectura en los países de habla hispana.
A continuación presentamos la conversación:
Francisco Cuevas: ¿Hay relación entre la pobreza y la falta de acceso a la lectura en América Latina?
Carlos Monsiváis: Hay una relación muy directa, la pobreza engendra una cadena de desánimos y uno de los primeros es: ¡Para qué voy a leer!... Llego cansado, llego abatido por el trabajo o por la búsqueda del trabajo y la lectura no me va a recompensar porque exige un esfuerzo que en estos momentos yo no soy capaz de dar.
El razonamiento es falso, pero nadie le va a decir a quien lo emprende, que eso es falso; no hay autoridad moral para hacerlo. Y un segundo condicionante es que en la pobreza no hay tradiciones de lectura.
Francisco Cuevas: ¿Qué tienen que hacer los gobiernos para que sobre todo los jóvenes tengan acceso a los libros?
Carlos Monsiváis: En México vimos un esfuerzo, no me tome como chovinista, pero vimos un esfuerzo patético del señor (Vicente) Fox cuando era Presidente; se llamaba algo así como México hacia un país de lectores... Eso nunca funcionó porque no es diciendo debes de leer como se va a promover la lectura... Se fomenta la lectura recomendado libros específicos, creando y fortaleciendo las bibliotecas de aula en las escuelas... Logrando que las familias se interesen por la lectura como un asunto de cohesión interna; si no, a lo que se llega es a eso, a demagogias, fotos con la gente diciendo debes leer.
Este es un momento en que estoy convencido que el lenguaje, la coherencia interna de la sociedad latinoamericana, depende en mucho de la lectura.
Francisco Cuevas: ¿Qué se tiene que hacer en nuestros países, los de habla hispana, para que nuestros niños y jóvenes tengan acceso a los libros?
Carlos Monsiváis: Cuando se han dado en México las ofertas, cuando los libros se abaratan, la respuesta de los jóvenes ha sido formidable. Recientemente una venta de bodega de las editoriales llevó a trescientas mil personas; eso es inaudito. Sin embargo, lo que pasa es que los jóvenes compradores se desaniman ante el precio.
El libro español que es tan fundamental, el libro traducido o escrito en España es inaccesible, y todo eso tiene una repercusión directa en el ánimo. Sin embargo, estoy convencido que si hubiera ediciones de precio accesible la venta sería extraordinaria; ahora también lo que sucede es que no hay manera de saber qué se publica en otros países. Yo aquí (Guatemala) vengo a saber qué se ha publicado en Guatemala y cuando voy a un país de América Latina es lo primero que intento ver, porque allá (México) no llega.
Tampoco llega el cine, o llega muy escasamente si es producido por varios países, y lo que no puede ser, tan cerca del bicentenario (de la independencia de varios países latinoamericanos) es que estemos tan desconectados, tan apartados.
Francisco Cuevas: ¿Por qué las diferencias entre los países de habla hispana, unos con más acceso a la literatura y otros con poco o nada de acceso?
Carlos Monsiváis: Bueno, porque nunca ha habido una gran cultura del libro en la vida hispanoamericana... En España sí se ha robustecido pese al paréntesis trágico y patético del Franquismo; pero durante el Virreinato simplemente no se leía, son tres siglos de aislamiento de la lectura... En el caso de las mujeres, de prohibición de la lectura, y luego tampoco los dos siglos siguientes han sido muy pródigos en alimentar la idea de la cultura como una relación familiar, individual, social; entonces, siempre ha habido grupos de lectores profesionales, por así decirlo, para los cuales la lectura es una parte indispensable de su vida, pero la mayoría no y ahora ante la competencia de los medios electrónicos, etcétera, el asunto se dificulta más.
En todas las casas de mis amigos crece la videoteca y se estanca la biblioteca... Prácticamente no hay ya un joven que no intente una videoteca, inclusive con las dificultades, entre ellas la piratería, el noventa por ciento de los DVD son piratas, incluso la asistencia a los cines también ha disminuido por el DVD. Entonces, esto es un hecho, cada vez habrá más videotecas o dvdtecas y cada vez menos bibliotecas en las casas.
Octavio Paz
-¿Dónde va señor?
-A dar una vuelta. Hace mucho calor.
-Hum, todo está ya cerrado. Y no hay alumbrado aquí. Más le valiera quedarse.
Alcé los hombros, musité “ahora vuelvo” y me metí en lo oscuro. Al principio no veía nada. Caminé a tientas por la calle empedrada. Encendí un cigarrillo. De pronto salió la luna de una nube negra, iluminando un muro blanco, desmoronado a trechos. Me detuve, ciego ante tanta blancura. Sopló un poco de viento. Respiré el aire de los tamarindos. Vibraba la noche, llena de hojas e insectos. Los grillos vivaqueaban entre las hierbas altas. Alcé la cara: arriba también habían establecido campamento las estrellas. Pensé que el universo era un vasto sistema de señales, una conversación entre seres inmensos. Mis actos, el serrucho del grillo, el parpadeo de la estrella, no eran sino pausas y sílabas, frases dispersas de aquel diálogo. ¿Cuál sería esa palabra de la cual yo era una sílaba? ¿Quién dice esa palabra y a quién se la dice? Tiré el cigarrillo sobre la banqueta. Al caer, describió una curva luminosa, arrojando breves chispas, como un cometa minúsculo.
Caminé largo rato, despacio. Me sentía libre, seguro entre los labios que en ese momento me pronunciaban con tanta felicidad. La noche era un jardín de ojos. Al cruzar la calle, sentí que alguien se desprendía de una puerta. Me volví, pero no acerté a distinguir nada. Apreté el paso. Unos instantes percibí unos huaraches sobre las piedras calientes. No quise volverme, aunque sentía que la sombra se acercaba cada vez más. Intenté correr. No pude. Me detuve en seco, bruscamente. Antes de que pudiese defenderme, sentí la punta de un cuchillo en mi espalda y una voz dulce:
-No se mueva , señor, o se lo entierro.
Sin volver la cara pregunte:
-¿Qué quieres?
-Sus ojos señor –contestó la voz suave, casi apenada.
-¿Mis ojos? ¿Para qué te servirán mis ojos? Mira, aquí tengo un poco de dinero. No es mucho, pero es algo. Te daré todo lo que tengo, si me dejas. No vayas a matarme.
-No tenga miedo señor. No lo mataré. Nada más voy a sacarle los ojos.
-Pero, ¿para qué quieres mis ojos?
-Es un capricho de mi novia. Quiere un ramito de ojos azules y por aquí hay pocos que los tengan.
-Mis ojos no te sirven. No son azules, sino amarillos.
-Ay, señor no quiera engañarme. Bien sé que los tiene azules.
-No se le sacan a un cristiano los ojos así. Te daré otra cosa.
-No se haga el remilgoso, me dijo con dureza. Dé la vuelta.
Me volví. Era pequeño y frágil. El sombrero de palma la cubría medio rostro. Sostenía con el brazo derecho un machete de campo, que brillaba con la luz de la luna.
-Alúmbrese la cara.
Encendí y me acerqué la llama al rostro. El resplandor me hizo entrecerrar los ojos. El apartó mis párpados con mano firme. No podía ver bien. Se alzó sobre las puntas de los pies y me contempló intensamente.
La llama me quemaba los dedos. La arrojé. Permaneció un instante silencioso.
-¿Ya te convenciste? No los tengo azules.
-¡Ah, qué mañoso es usted! –respondió- A ver, encienda otra vez.
Froté otro fósforo y lo acerqué a mis ojos. Tirándome de la manga, me ordenó.
-Arrodíllese.
Mi hinqué. Con una mano me cogió por los cabellos, echándome la cabeza hacia atrás. Se inclinó sobre mí, curioso y tenso, mientras el machete descendía lentamente hasta rozar mis párpados. Cerré los ojos.
-Ábralos bien –ordenó.
Abrí los ojos. La llamita me quemaba las pestañas. Me soltó de improviso.
-Pues no son azules, señor. Dispense.
Y despareció. Me acodé junto al muro, con la cabeza entre las manos. Luego me incorporé. A tropezones, cayendo y levantándome, corrí durante una hora por el pueblo desierto. Cuando llegué a la plaza, vi al dueño del mesón, sentado aún frente a la puerta.
Entré sin decir palabra.
Al día siguiente huí de aquel pueblo.
_____________________________________________
Dos cuerpos
Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos olas
y la noche es océano.
Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos piedras
y la noche desierto.
Dos cuerpos frente a frente
son a veces raíces
en la noche enlazadas.
Dos cuerpos frente a frente
son a veces navajas
y la noche relámpago.
Dos cuerpos frente a frente
son dos astros que caen
en un cielo vacío.
Jorge Luis Borges
viernes, 22 de agosto de 2008
MEXICO 68, 40 AÑOS DESPUÉS
Hora: 13:00 hrs.
Exhibición de la película: “El Grito”
Comentarista: Max Arturo López Hernández
Auditorio “José Inocente Lugo” Palacio de la cultura.
Dictada por: José Agustín, escritor
Auditorio “José Inocente Lugo”. Palacio de la cultura.
Teatro y música: Grupos “Teatro en Movimiento” y “Los Nakos”
Plaza Cívica “Primer Congreso de Anahuac”.
---------------------------------------------------------------------
Miércoles 27 de agosto
Hora:10:00 hrs.
Conferencia: “El 68: Triunfo o Derrota”
Dictada por: Arturo Martínez Nateras
Auditorio “José Inocente Lugo”. Palacio de la cultura
Hora: 12:30 hrs.
Exhibición de la película: “Canoa” , de Felipe Cazals
Comentarista: Pbro. Baltazar Vega Ramos
Auditorio “José Inocente Lugo”. Palacio de la cultura
Hora:18:00 hrs.
Mesa Redonda: “Encuentros y desencuentros en el Movimiento Estudiantil Popular de 1968”
Integrada por: Joel Ortega Juárez, Raúl Álvarez Garín y Félix Hernández Gamundi
Auditorio “José Inocente Lugo”. Palacio de la cultura
Hora: 20:00 hrs.
Evento: Concierto de rock de los 60’
Intervienen: Grupos Morsa, Kamerino Rock y Cadillac Rosa
Plaza Cívica “Primer Congreso de Anahuac”.
A S I S T A N !!!
lunes, 18 de agosto de 2008
ANTES DEL 59
CARTILLA MORAL
1.- LA MORAL Y EL BIEN
El hombre se educa para el bien. Esta educación y las doctrinas en que ella se inspira, constituyen la moral o ética. (La palabra moral procede del latín; la palabra "ética" procede del griego) Todas las religiones contienen un cuerpo de preceptos morales que coinciden en lo esencial. Pero el bien no sólo es obligatorio para el creyente, sino para los hombres en general. El bien no solo se funda en recompensa esperada. Se funda también en razones que pertenecen a este mundo. La conducta moral, esto es, movida por el bien, nos permite vivir en paz con nosotros mismos y en armonía con los demás. Por eso es importante.
El bien es una cuestión de amor y de respeto. Es amor y respeto a lo que es bueno para todos y aversión a lo perjudicial.
No todo está permitido. Lo excluido es aquello que está mal, que causa mal. El bien es benéfico y el mal es maléfico.
El bien no debe confundirse con nuestro interés particular en algún momento de nuestra vida. No debe confundírsele con nuestro provecho, nuestro gusto o nuestro deseo. El bien es un ideal de justicia y de virtud que puede imponernos el sacrificio de nuestros anhelos, y aún de nuestra felicidad o de nuestra vida. Pues es algo como una felicidad más amplia o que abarcase a toda la especie humana, ante la cual valen menos las felicidades personales de cada uno de nosotros.
Algunos han pensado que el bien se conoce sólo a través de la razón, y que, en consecuencia, no se puede ser bueno si, al mismo tiempo, no se es sabio. Según ellos, el malo lo es por ignorancia. Necesita educación.
Otros consideran que el bien se conoce por el camino del sentimiento y, como la caridad, es un impulso del buen corazón, compatible aún con la ignorancia. Según ellos, el malo lo es por mala inclinación. Necesita redención.
La verdad es que ambos puntos de vista son verdaderos en parte, y uno a otro se completan. Todo depende del acto bueno de que se trate. Para dar de beber al sediento basta tener buen corazón, ¡ y agua! Para ser un buen ciudadano o para sacar adelante una familia hay que tener, además, algunos conocimientos.
Aquí, como en todo, la naturaleza y la educación se completan. Por fortuna, el malo por naturaleza es educable en muchos casos y, por decirlo así, aprende a ser bueno. Por eso el filósofo griego Aristóteles aconsejaba la "ejercitación en la virtud para ser virtuosos".
MI RAZA
Ésa de racista está siendo una palabra confusa y hay que ponerla en claro. El hombre no tiene ningún derecho especial porque pertenezca a una raza o a otra: dígase hombre, y ya se dicen todos los derechos. El negro, por negro, no es inferior ni superior a ningún otro hombre; peca por redundante el blanco que dice: "Mi raza"; peca por redundante el negro que dice: "Mi raza". Todo lo que divide a los hombres, todo lo que especifica, aparta o acorrala es un pecado contra la humanidad. ¿A qué blanco sensato le ocurre envanecerse de ser blanco, y qué piensan los negros del blanco que se envanece de serlo y cree que tiene derechos especiales por serlo? ¿Qué han de pensar los blancos del negro que se envanece de su color? Insistir en las divisiones de raza, en las diferencias de raza, de un pueblo naturalmente dividido, es dificultar la ventura pública y la individual, que están en el mayor acercamiento de los factores que han de vivir en común. Si se dice que en el negro no hay culpa aborigen ni virus que lo inhabilite para desenvolver toda su alma de hombre, se dice la verdad, y ha de decirse y demostrarse, porque la injusticia de este mundo es mucha, y es mucha la ignorancia que pasa por sabiduría, y aún hay quien crea de buena fe al negro incapaz de la inteligencia y corazón del blanco; y si a esa defensa de la naturaleza se la llama racismo, no importa que se la llame así, porque no es más que decoro natural y voz que clama del pecho del hombre por la paz y la vida del país. Si se aleja de la condición de esclavitud, no acusa inferioridad la raza esclava, puesto que los galos blancos, de ojos azules y cabellos de oro, se vendieron como siervos, con la argolla al cuello, en los mercados de Roma; eso es racismo bueno, porque es pura justicia y ayuda a quitar prejuicios al blanco ignorante. Pero ahí acaba el racismo justo, que es el derecho del negro a mantener y a probar que su color no le priva de ninguna de las capacidades y derechos de la especie humana.