sábado, 10 de diciembre de 2011

Cuento El Fardo / Poesía Los Motivos del Lobo

El fardo

Rubén Darío

Allá lejos, en la línea, como trazada por un lápiz azul, que separa las aguas y los cielos, se iba hundiendo el sol, con sus polvos de oro y sus torbellinos de chispas purpuradas, como un gran disco de hierro candente. Ya el muelle fiscal iba quedando en quietud; los guardias pasaban de un punto a otro, las gorras metidas hasta las cejas, dando aquí y allá sus vistazos. Inmóvil el enorme brazo de los pescantes, los jornaleros se encaminaban a las casas. El agua murmuraba debajo del muelle, y el húmedo viento salado, que sopla de mar afuera a la hora en que la noche sube, mantenía las lanchas cercanas en un continuo cabeceo.

Todos los lancheros se habían ido ya; solamente el viejo tío Lucas, que por la mañana se estropeara un pie al subir una barrica a un carretón, y que, aunque cojín cojeando, había trabajado todo el día, estaba sentado en una piedra y, con la pipa en la boca, veía triste el mar.

-¡Eh, tío Lucas! ¿Se descansa?

-Sí, pues, patroncito.

Y empezó la charla, esa charla agradable y suelta que me place entablar con los bravos hombres toscos que viven la vida del trabajo fortificante, la que da la buena salud y la fuerza del músculo, y se nutre con el grano del poroto y la sangre hirviente de la viña.

Yo veía con cariño a aquel viejo, y le oía con interés sus relaciones, así todas cortadas, todas como de hombre basto, pero de pecho ingenuo. ¡Ah, conque fue militar! ¡Conque de mozo fue soldado de Bulnes! ¡Conque todavía tuvo resistencia para ir con su rifle hasta Miraflores! Y es casado, y tuvo un hijo y...

Y aquí el tío Lucas:

-¡Sí, patrón, hace dos años que se me murió!

Aquellos ojos chicos y relumbrantes bajo las cejas grises y peludas, se humedecieron entonces.

¿Que cómo se murió? En el oficio, por darnos de comer a todos: a mi mujer, a los chiquitos y a mí, patrón, que entonces me hallaba enfermo.

Y todo me lo refirió al comenzar aquella noche, mientras las olas se cubrían de brumas y la ciudad encendía sus luces; él, en la piedra que le servía de asiento, después de apagar su negra pipa y de colocársela en la oreja, y de estirar y cruzar sus piernas flacas y musculosas, cubiertas por los sucios pantalones arremangados hasta el tobillo.

El muchacho era muy honrado y muy de trabajo. Se quiso ponerlo a la escuela desde grandecito; pero ¡los miserables no deben aprender a leer cuando se llora de hambre en el cuartucho"

El tío Lucas era casado, tenía muchos hijos.

Su mujer llevaba la maldición del vientre de los pobres: la fecundidad. Había, pues, mucha boca abierta que pedía pan, mucho chico sucio que se revolcaba en la basura, mucho cuerpo magro que temblaba de frío; era preciso ir a llevar qué comer, a buscar harapos, y para eso, quedar sin alientos y trabajar como un buey.

Cuando el hijo creció, ayudó al padre. Un vecino, el herrero, quiso enseñarle su industria; pero como entonces era tan débil, casi un armazón de huesos, y en el fuelle tenía que echar el bofe, se puso enfermo y volvió al conventillo. ¡Ah, estuvo muy enfermo! Pero no murió. ¡No murió! Y eso que vivía en uno de esos hacinamientos humanos, entre cuatro paredes destartaladas, viejas, feas, en la callejuela inmunda de las mujeres perdidas, hedionda a todas horas, alumbrada de noche por escasos faroles, y en donde resuenan en perpetua llamada a las zambras de echacorvería, las arpas y los acordeones, y en ruido de los marineros que llegan al burdel, desesperados con la castidad de las largas travesías, a emborracharse como cubas y a gritar y patalear como condenados. ¡Sí! entre la podredumbre, al estrépito de las fiestas tunantescas; el chico vivió, y pronto estuvo sano y en pie.

Luego llegaron sus quince años.

El tío Lucas había logrado, tras mil privaciones, comprar una canoa. Se hizo pescador.

Al venir el alba, iba con su mocetón al agua, llevando los enseres de la pesca. El uno remaba, el otro ponía en los anzuelos la carnada. Volvían a la costa con buena esperanza de vender lo hallado, entre la brisa fría y las opacidades de la neblina, cantando en baja voz algún "triste", y enhiesto el remo triunfante que chorreaba espuma.

Si había buena venta, otra salida por la tarde.

Una de invierno había temporal. Padre e hijo, en la pequeña embarcación, sufrían en el mar la locura de la ola y del viento. Difícil era llegar a tierra. Pesca y todo se fue al agua, y se pensó en librar el pellejo. Luchaban como desesperados por ganar la playa. Cerca de ella estaban; pero una racha maldita los empujó contra una roca, y la canoa se hizo astillas. Ellos salieron sólo magullados, ¡gracias a Dios! como decía el tío Lucas al narrarlo. Después, ya son ambos lancheros.

¡Sí! lancheros; sobre las grandes embarcaciones chatas y negras; colgándose de la cadena que rechina pendiente como una sierpe de hierro del macizo pescante que semeja una horca; remando de pie y a compás; yendo con la lancha del muelle al vapor y del vapor al muelle; gritando: ¡hiiooeep! cuando se empujan los pesados bultos para engancharlos en la uña potente que los levanta balanceándolos como un péndulo. ¡Sí! lancheros; el viejo y el muchacho, el padre y el hijo; ambos a horcajadas sobre un cajón, ambos forcejeando, ambos ganando su jornal, para ellos y para sus queridas sanguijuelas del conventillo.

Reclutabanse todos los días al trabajo, vestidos de viejo, fajadas las cinturas con sendas bandas coloradas, y haciendo sonar a una sus zapatos groseros y pesados que se quitaban al comenzar la tarea, tirándolos en un rincón de la lancha.

Empezaba el trajín, el cargar y el descargar. El padre era cuidadoso: -¡Muchacho, que te rompes la cabeza! ¡Que te coge la mano el chicote! ¡Que te vas a perder una canilla!-. Y enseñaba, adiestraba, dirigía al hijo, con su modo, con sus bruscas palabras de obrero viejo y de padre encariñado.

Hasta que un día el tío Lucas no pudo moverse de la cama, porque el reumatismo le hinchaba las coyunturas y le taladraba los huesos.

¡Oh! Y había que comprar medicinas y alimentos; eso, sí.

-Hijo, al trabajo, a buscar plata; hoy es sábado.

Y se fue el hijo, solo, casi corriendo, sin desayunarse, a la faena diaria.

Era un bello día de luz clara, de sol de oro. En el muelle rodaban los carros sobre sus rieles, crujían las poleas, chocaban las cadenas. Era la gran confusión del trabajo que da vértigo; el son del hierro, traqueteos por doquiera, y el viento pasando por el bosque de árboles y jarcias de los navíos en grupo.

Debajo de uno de los pescantes del muelle estaba el hijo del tío Lucas con otros lancheros, descargando a toda prisa. Había que vaciar la lancha repleta de fardos. De tiempo en tiempo bajaba la larga cadena que remata en un garfio, sonando como una matraca al correr con la roldana; los mozos amarraban los bultos con una cuerda doblada en dos, los enganchaban en el garfio, y entonces éstos subían a la manera de un pez en un anzuelo, o del plomo de una sonda, ya quietos, ya agitándose de un lado a otro, como un badajo, en el vacío.

La carga estaba amontonada. La ola movía pausadamente de cuando en cuando la embarcación colmada de fardos. Éstos formaban una a modo de pirámide en el centro. Había uno muy pesado, muy pesado. Era el más grande de todos, ancho, gordo y oloroso a brea. Venía en el fondo de la lancha. Un hombre de pie sobre él, era pequeña figura para el grueso zócalo.

Era algo como todos los prosaísmos de la importación envueltos en lona y fajados con correas de hierro. Sobre sus costados, en medio de líneas y triángulos negros, había letras que miraban como ojos. -Letras en "diamante"- decía el tío Lucas. Sus cintas de hierro estaban apretadas con clavos cabezudos y ásperos; y en las entrañas tendría el monstruo, cuando menos, linones y percales.

Sólo él faltaba.

-¡Se va el bruto! -dijo uno de los lancheros.

-¡El barrigón! -agregó el otro.

Y el hijo de Lucas, que estaba ansioso de acabar pronto, se alistaba para ir a cobrar y desayunarse, anudándose un pañuelo a cuadros al pescuezo.

Bajó la cadena danzando en el aire. Se amarró un gran lazo al fardo, se probó si estaba bien seguro, y se gritó: -¡Iza!- mientras la cadena tiraba de la masa chirriando y levantándola en vilo.

Los lancheros, de pie, miraban subir el enorme peso, y se preparaban para ir a tierra, cuando se vio una cosa horrible. El fardo, el grueso fardo, se zafó del lazo, como de un collar holgado saca el perro la cabeza; y cayó sobre el hijo del tío Lucas, que entre el filo de la lancha y el gran bulto quedó con los riñones rotos, el espinazo desencajado y echando sangre negra por la boca.

Aquel día no hubo pan ni medicinas en casa del tío Lucas, sino el muchacho destrozado, al que se abrazaba llorando el reumático, entre la gritería de la mujer y de los chicos, cuando llevaban el cadáver al cementerio.

Me despedí del viejo lanchero, y a pasos elásticos dejé el muelle, tomando el camino de la casa, y haciendo filosofía con toda la cachaza de un poeta, en tanto que una brisa glacial, que venía de mar afuera, pellizcaba tenazmente las narices y las orejas.



LOS MOTIVOS DEL LOBO



El varón que tiene corazón de lis,
alma de querube, lengua celestial,
el mínimo y dulce Francisco de Asís,
está con un rudo y torvo animal,
bestia temerosa, de sangre y de robo,
las fauces de furia, los ojos de mal:
¡el lobo de Gubbia, el terrible lobo!
Rabioso, ha asolado los alrededores;
cruel, ha deshecho todos los rebaños;
devoró corderos, devoró pastores,
y son incontables sus muertos y daños.

Fuertes cazadores armados de hierros
fueron destrozados. Los duros colmillos
dieron cuenta de los más bravos perros,
como de cabritos y de corderillos.

Francisco salió:
al lobo buscó
en su madriguera.
Cerca de la cueva encontró a la fiera
enorme, que al verle se lanzó feroz
contra él. Francisco, con su dulce voz,
alzando la mano,
al lobo furioso dijo: "¡Paz, hermano
lobo!" El animal
contempló al varón de tosco sayal;
dejó su aire arisco,
cerró las abiertas fauces agresivas,
y dijo: "!Está bien, hermano Francisco!"
"¡Cómo! exclamó el santo. ¿Es ley que tú vivas
de horror y de muerte?
¿La sangare que vierte
tu hocico diabólico, el duelo y espanto
que esparces, el llanto
de los campesinos, el grito, el dolor
de tanta criatura de Nuestro Señor,
no han de contener tu encono infernal?
¿Vienes del infierno?
¿Te ha infundido acaso su rencor eterno
Luzbel o Belial?"

Y el gran lobo, humilde: "¡Es duro el invierno,
y es horrible el hambre! En el bosque helado
no hallé qué comer; y busqué el ganado,
y en veces comí ganado y pastor.
¿La sangre? Yo vi más de un cazador
sobre su caballo, llevando el azor
al puño; o correr tras el jabalí,
el oso o el ciervo; y a más de uno vi
mancharse de sangre, herir, torturar,
de las roncas trompas al sordo clamor,
a los animales de Nuestro Señor.
¡Y no era por hambre, que iban a cazar!"

Francisco responde: "En el hombre existe
mala levadura.
Cuando nace, viene con pecado. Es triste.
Mas el alma simple de la bestia es pura.
Tú vas a tener
desde hoy qué comer.
Dejarás en paz
rebaños y gente en este país.
¡Que Dios melifique tu ser montaraz!"

"Esta bien, hermano Francisco de AsIs."
"Ante el Señor, que toda ata y desata,
en fe de promesa tiéndeme la pata."
El lobo tendió la pata al hermano
de Asís, que a su vez le alargó la mano.

Fueron a la aldea. La gente veía
y lo que miraba casi no creía.
Tras el religioso iba el lobo fiero,
y, bajo la testa, quieto le seguía
como un can de casa, o como un cordero.

Francisco llamó la gente a la plaza
y allí predicó.
Y dijo: "He aquí una amable caza.
El hermano lobo se viene conmigo;
me juró no ser ya vuestro enemigo,
y no repetir su ataque sangriente.
Vosotros, en cambio, daréis su alimento
a la pobre bestia de Dios." "¡Así sea!",
Contestó la gente toda de la aldea.
Y luego, en señal
de contentamiento,
movió la testa y cola el buen animal,
y entró con Francisco de Asís al convento.

Algún tiempo estuvo el lobo tranquilo
en el santo asilo.
Sus bastas orejas los salmos oían
y los claros ojos se le humedecían.
Aprendió mil gracias y hacía mil juegos
cuando a la cocina iba con los legos.
Y cuando Francisco su oración hacía,
el lobo las pobres sandalias lamía.
Salía a la calle,
iba por el monte, descendía al valle,
entraba a las casas y le daban algo
de comer. Mirábanle como a un manso galgo.

Un día, Francisco se ausentó. Y el lobo
dulce, el lobo manso y bueno, el lobo probo,
desapareció, tornó a la montaña,
y recomenzaron su aullido y su saña.

Otra vez sintióse el temor, la alarma,
entre los vecinos y entre los pastores;
colmaba el espanto en los alrededores,
de nada servían el valor y el arma,
pues la bestia fiera
no dió treguas a su furor jamás,
como si estuviera
fuegos de Moloch y de Satanás.

Cuando volvió al pueblo el divino santo,
todos los buscaron con quejas y llanto,
y con mil querellas dieron testimonio
de lo que sufrían y perdían tanto
por aquel infame lobo del demonio.

Francisco de Asís se puso severo.
Se fué a la montaña
a buscar al falso lobo carnicero.
Y junto a su cueva halló a la alimaña.

"En nombre del Padre del sacro universo,
conjúrote dijo, ¡oh lobo perverso!,
a que me respondas: ¿Por qué has vuelto al mal?
Contesta. Te escucho."

Como en sorda lucha, habló el animal,
la boca espumosa y el ojo fatal:

"Hermano Francisco, no te acerques mucho...
Yo estaba tranquilo allá en el convento;
al pueblo salía,
y si algo me daban estaba contento
y manso comía.
Mas empecé a ver que en todas las casas
estaban la Envidia, la Saña, la Ira,
y en todos los rostros ardían las brasas
de odio, de lujuria, de infamia y mentira.
Hermanos a hermanos hacían la guerra,
perdían los débiles, ganaban los malos,
hembra y macho eran como perro y perra,
y un buen día todos me dieron de palos.

Me vieron humilde, lamía las manos
y los pies. Seguía tus sagradas leyes,
todas las criaturas eran mis hermanos:
los hermanos hombres, los hermanos bueyes,
hermanas estrellas y hermanos gusanos.
Y así, me apalearon y me echaron fuera.
Y su risa fué como un agua hirviente,
y entre mis entrañas revivió la fiera,
y me sentí lobo malo de repente;
mas siempre mejor que esa mala gente.
Y recomencé a luchar aquí,
a me defender y a me alimentar.
Como el oso hace, como el jabalí,
que para vivir tienen que matar.
Déjame en el monte, déjame en el risco,
déjame existir en mi libertad,
vete a tu convento, hermano Francisco,
sigue tu camino y tu santidad."

El santo de Asís no le dijo nada.
Le miró con una profunda mirada,
y partió con lágrimas y con desconsuelos,
y habló al Dios eterno con su corazón.
El viento del bosque llevó su oración,
que era: "Padre nuestro, que estás en los cielos..."


18 comentarios:

jose angel dijo...

El cuento de "El fardo", me parece un texto donde el autor expresa sus sentimientos hacia la pobreza y sufrimiento, se expresan los sentimientos de la época del autor, y mientras que la poesía de "Los motivos del lobo", creo yo que es una crítica muy fuerte que le hace al autor a la iglesia y tambien al gobierno que es, esto lo podemos ver actualmente, como dice la poesía: es un lobo hambriento, feroz, muy atroz, eso si lo vemos en un gobierno es realmente y dice la verda

Fredy Cosme dijo...

la narración de El Fardo es vasta en descripciones,es una realidad cruda la que se va desarrollando y no es más que la catarsis del tío Lucas. al principio se observa las comparaciones, y lo poético salta a la vista, el final me da la impresión de un cuadro frío, y me formula una idea de un hombre poeta que a todo le saca provecho, en este caso se va llenando de historias para escribir.
la poesía Los Motivos del Lobo nos adentra a su contenido ya que es una buena narración, la historia es amena y nos remite a la naturaleza humana, donde los hombres somos más salvajes que los animales. Ya que ellos matan para comer y el hombre es el que tiene ese instinto salvaje de matar por diversión. el poema es una gran metáfora de la condición del ser humano, la envidia , las guerras sin sentido. Está ambientado con palabras y personajes pertenecientes al clero, por eso atrapa, y uno se adentra al poema.

Josué Paniagua Alarcón dijo...

"El Fardo" ni pan ni medicinas, sólo un niño muerto, qué pasa, ¿era tanta la necesidad del viejo al permitir marchar a su hijo a un trabajo arduo, cuando solamente tenía quince años? Pues si, y sin embargo se quedo sin nada, pero lo material lo va a recuperar trabajando, a su hijo jamás. Cuáles eran "los motivos del lobo" sólo poner de manifiesto que una bestía anque sea un monstruo infernal, un perro desalmado, tiene el corazón para cambiar, pero, ¿por qué los seres humanos escupimos la cara de nuestro prójimo, odiamos y matamos sin razón? Ojalá Darío nos lo hubiera explicado, como explicó los motivos de un lobo.

Lizbeth..H.N. dijo...

en el primer texto percibi un sentimiento de profundo trizteza del autor hacia la pobreza a traves de su personaje, el tio Lucas. ¿pero no es acasoo la realidad de hoy?? desgraciadamente asi es. En el poema de " el fardo" me parece que es casi el mismo tema que nos expone Ruben Darío. la realidad del hombre en la tierra , los personajes bíblicos que cita, me parecieron interesantes, el lobo que estaba dispuesto a cambiar, pero al ver la realidad , con que pecados vivían los demás. ? tenia algún caso hacerlo?. es algo que tenemos que pensar.

Daniela Aranda Alvarez dijo...

Este cuento está muy padre, porque es una historia que de alguna manera he visto. El lenguaje que utiliza Darío crea belleza al momento de describir los paisajes y a los personajes ya que cada línea que se va leyendo hace a que te imagines como van transcurriendo los hechos y a que te sientas dentro de la historia. Describe la naturaleza como: el mar, el viento y los lugares donde transcurren los hechos. El tema de la injusticia social está presente en este cuento, al momento que Darío dice “…pero los pobre no deben aprender a leer cuando se llora de hambre en el cuartucho!”. Es una frase que me conmovió mucho porque quiere decir que a los pobres se les niega la posibilidad de ir a la escuela porque tienen que buscar trabajo para poder comer.
La poesía es muy interesante porque también habla de la pobreza y de la injusticia. La historia que cuenta Darío de la lucha entre los más fuertes para tener el poder, ya sea político, social o económico. También muestra ese abuso que existe de los ricos hacia los pobres. Es un tema muy atractivo, además la manera en que lo va desarrollando lo hace interesante.

Adilene Santos Moreno dijo...

En este cuento las situaciones de pobreza y miseria están presentes porque el hombre por tener todo perdió a su hijo, y es un joven que se muere era un muchacho muy trabajador, pero pobre, demasiado pobre. Vivía en un lugar olvidado donde prácticamente no tenían nada, y la situación era demasiado crítica. No tiene esa oportunidad de salir adelante y además de eso el ser también de una familia numerosa afecta a un más la situación. Es un tema que vemos presente hoy en día porque hay mucha pobreza en nuestro país. Cada día pasan historias como esta y también cada día aumenta la pobreza y de alguna manera también hay discriminación hacia unas personas.
La poesía es una historia muy interesante porque cuenta sobre la situación de poder y además Darío lo expone de una manera muy especial, te atrapa la historia y te sientes dentro de ella, nos remite a la naturaleza humana, ahí envidia.

IUS dijo...

Yeni Urioso Garcia
el relato de este cuento "El Fardo" su titulo nos dice de que va a tratar la historia.Hisoria que narra el patron de él tío Lunas en un aterdecer al encontrarlo soló,despues de dos años de la muerte de su hijo mayor de tío Lunas y le cuenta todo lo que sucedio y el va críticando, describiendo y reflexionando la vida de un jornalero a percador que pasa por grandes lío y aprientos,solo para ganarse el pan a diarío.
el poema " los motivos del lobo" resalta el escritor, que el hombre es más animal que los animales y aunque se quejan de los demas siendo aun peores que el lobo.

Liliana Leyva Reyes dijo...

"El fardo" es una historia muy triste,el autor plasma en ella una miseria absuluta, tanto economica como moral. Este cuento alude al pueblo mas humilde, que vive en condiciones tan decadentes como el personaje. Abundan en ella las descripciones,lo azul todavìa esta presente, pero ya se puede observar la decadencia del modernismo.
Y bien en la poesìa "Los motivos del lobo" me gustò,la sentì como una de fabula, la cual nos deja una enseñanza a todos, es una crìtica a la iglesia y a la gente que profesa de buenos sentimientos y actos, cuando se castiga al que mata por necesidad y esta cumpliendo su funciòn en el ciclo de la vida, mientras no nos damos cuenta que la verdadera maldad vive en nosotros y el daño lo hacemos unos a otros. Esta lindo!!

Yurii casiimiro espindola dijo...

"El Fardo" una narración llena de tristeza, donde el autor narra una cruda realidad de miseria económica, que todavía se vive hoy en día, el viejo Lucas tiene que trabajar para sobrevivir, nada es fácil en estos casos porque se viven muchos problemas, como la muerte de su hijo, quizás si el hijo hubiese estudiado y llevaban otra vida estaría vivo. Pero en estas situaciones el final es casi siempre triste.
El poema “Los motivos del lobo” trata del mismo tema, porque nos habla de la mera realidad del hombre. El lobo que lo calificamos como un monstruo y una bestia, estaba dispuesto a cambiar y ya no llevar esa vida, en cambio nosotros que podemos razonar antes de actuar no queremos cambiar nuestra realidad, al contrario querremos más poder sobre uno.

ADENIA GLEZ.GPE. dijo...

Este dos texto de Dario se percibe de tantas tristezas hacia la pobre y tambien donde podemos encontrar de lo buenos y malos que hayamos vividos...
este cuento "EL FARDO" de Ruben Dario, se trata de un viejo que se llamaba tio lucas, ya que el narrador cuenta todo acerca de tio lucas que como se ha vivido con su familia con la pobreza,ya que el era un hombre pobre, trabajador.
En el poesia de los Motivos de Lobo,se trata que el lobo es una bestia,fuerte cazador,ect.
cuando el lobo quizo lanzar su feroz contra francisco,el dijo con el lobo con su dulce voz,el lobo furioso dijo que en paz y animal se contemplo con el hombre,francisco se convecio al lobo que dejara en paz rebaño y gentes,el lobo entendio a francisco de asis y lo llevo al convento,el lobo estuvo poco tiempo en el convento con la tranquilidad y despues se huyo,regreso a su montaña,cuando hermano francisco fue a buscarlo
y no dejo que acercara,despues el lobo conto lo que sucedio cuando salia en la calle la gente se miraban con envidia,odio y le pegaron,se lamian las manos y los pies,por esos se sintio de repente mas malo, y recomenzo a luchar y cazar alimentar, y que se dejara a su libertad, el santo de asis no dijo nada y se regreso al convento con profunda mirada se partio de lagrima,con tristeza,el viento se llevo su oracion de"padres nuestro"...

Sandra Hortencia Martínez Lucero dijo... dijo...

En esta narración del cuento "El Fardo" de Rubén Darío nos habla sobre el sufrimiento de la pobreza que sufre el Tio Lucas. pues aqui Darío nos pone esto porque en la actualidad los seres humanos sufrimos mucho de pobreza.

12 de Diciembre de 2011 08:15 p.m.

Xochil Coral Gutiérrez. dijo...

Rubén Darío, en el cuento "El Fardo", nos narra la vida de la gente pobre. El narrador don Lucas, nos adentra a la historia de la gente humilde y a la vida de su sobrino, como viven en esa podredumbre. Lo que dice Darío en este cuento es muy cierto, comparandolo con la actualidad. "Los miserables no deben de aprender a leer cuando se llora de hambre en casa". Como bien sabemos, la gente humilde es la que menos oportunidad tiene de salir adelante. Es un cuento muy interesante, Darío nos hace adentrarno con la naturaleza, como el mar, e imaginarnos las escenas de dicho cuento. Mientras el poema los "Los Motivos del Lobo". Lo persivo como una crítica que hace Darío a la sociedad, De hombres que buscan su bienestar.

Francisca Reyes Cano dijo...

Este cuento me gustó, ya que como sabemos Rubén Darío refleja mucho lo que es el color azul, pero por otra parte nos proyecta de lo que es la pobreza de cómo viven mucha gente, pero también nos muestra mucha descripción de los lugares, personas, etc.
“Los Motivos del Lobo” esta poesía trata de que los seres humanos somos más envidiosos y entre muchas comas más, que los animales y no podemos ocultarlo, no se puede porque somos así por naturaleza. Por otra parte se hace la descripción de los personajes. El autor lo va narrando de una forma muy interesante y te centra en el texto.

Jorge Herrera Santiago dijo...

este texto me pareció de suma importancia debido al peso ideológico en el sentido de la "pobreza en méxico", la carencia de recursos que afecta a más de una familia incluyendo a la mia ovbiamente. esto se debe en algunos casos por esas ganas incontrolables de saciar un apetito sexual que es inevitable y además necesidad, pero en este caso no habrá culpabeles por razones de carencia en información en aquellos tiempos. Deacuerdo a los recursos de estilo utilizados, me agrada la utilización de las comparaciones y las hipérboles, muy adecuadas y nada forzadas. Un narrador entuciasta y el diálogo jamás se ve obligado. Posteriormente el poema me causó la negra y espelusnante sensación de "dominio de sociedad" esto no sólo en el tiempo de Darío sino en la actualidad con nuestros diputados y políticos de cualquier corriente, excepto algunos claro.

maria vazquez salazar dijo...

maria vazquez salazar
el cuento el fardo la narracion me dio tristeza ya què me vi reflejada en èl por què nosotras las mujeres teniamos que luchar para salir adelante. teniendo un hermano miserable en todos los sentidos y asi luchando como fiera contra mi hermano, mi madre viendo la forma de como sacarnos adelante y mi padre sin ninguna consideracion. dandonos el maltrato fisico como psicologico.entonces dario ahi nos muestra de como luchar contra viento y marea.

Yunuen Guadalupe dijo...

"El fardo" es un cuento en el que están presentes figuras retóricas como comparaciones y metáforas, su lenguaje es fino y elegante. Darío menciona el color azul una característica importante del modernismo. Los temas que destaca Darío son: la pobreza y la muerte. Admiro el papel del tío Lucas que a pesar de ser pobre buscaba siempre salir adelante y trabajar duro para poder tener el pan de cada día.Cuando se enferma el tío Lucas el hijo va en busca de trabajo para salir adelante sin pensar lo que inesperadamente pasó esa tarde tan fría que hizo meterme en la historia y ver la muerte de ese muchacho que era capaz de hacer trabajos duros sin importarle las consecuencias por sólo conseguir comida, es una muestra de la crisis que se ve en muchos lugares que por falta de educación y de bienes económicos no logran lo que quieren y sufren. En "Los motivos del Lobo" el autor nos muestra de ejemplo a un lobo hambriemto que mata a animales y humanos por la necesidad de alimentarse, francisco de Asis es una figura de paz que tranquiliza al lobo y le propone que cambie y que ya no acabe con los seres vivos y se lo lleva a un pueblo donde las personas le darán comida, pasa el tiempo y el lobo vuelve a ser como antes porque ve la envidia y los malos sentimientos que hay ahí. No es posible que un lobo que es un animal haya cambiado mucho mientras tanto algunos matan sin consideración sin pensar el dolor de los familiares y somos mas salvajes que ellos y aunque vemos la realidad no cambiamos. Está presente la naturaleza.

Adilene Casiano D. dijo...

El fardo" de Ruben Darío. este cuento me parece algo conmovedor porque nos hace mension sobre la pobreza. en su época fue triunfante, en la actualidad todavia se da, me parece que este escrito lo dejo con la intencion de hacer reaccionar a la actualidad.En el lobo feroz, nos hace una crítica a la humanidad y su religión, porque casi siempre los humanos son más salvajes que los animales feroces, estos hechos se dan más en los millonarios que hacen todo sólo por hambición.

Norma Trinidad Mayo Parral dijo...

Al inicio de la narración de El Fardo, se observa que el autor nutre su obra de descripciones y comparaciones que hacen más visible las ideas que nos transmite, e invita a reflexionar sobre lo que padece nuestra sociedad.Tambien es notable la profunda y dolorosa denuncia social, ya que a la gente pobre se les niega la oportuniodad de ingresar a la escuela. Y Lo que puedo decir del poema: Los motivos del Lobo, no se refleja más que la dura realidad, ya que somos quienes nos provocamos los males que hinundan el planeta. Hacemos más daño que un animal salvaje; nosotros que "pensamos".