miércoles, 11 de noviembre de 2009

Jorge Luís Borges


Diálogo sobre un diálogo

A. Distraidos en razonar la inmortalidad, habíamos dejado que anocheciera sin encender la lámpara. No nos veíamos las caras. Con una indiferencia y una dulzulra más convincentes que el fervor, la voz de Macedonio Fernandez repetía que el alma es inmortal. Me aseguraba que la muerte del cuerpo es del todo insignificante y que morirse tiene que ser el hecho más nulo que pueda sucederle a un hombre. Yo jugaba con una navaja de Macedonio; la abría y la cerraba. Un acordeón vecino despachaba la Cumparsita, esa pamplina consternada que les gusta a muchas personas, porque les mintieron que es vieja... Yo le propuse a Macedonio que nos suicidáramos, para discutir sin estorbo.Z (burlon).- Pero sospecho que al final no se resolvieron.A (ya en plena mística).- Francamente no recuerdo si esa noche nos suicidamos.
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EL PUÑAL


En un cajón hay un puñal. Fue forjado en Toledo, a fines del siglo pasado; Luis Melián Lafinur se lo dio a mi padre, que lo trajo del Uruguay; Evaristo Carriego lo tuvo alguna vez en la mano.Quienes lo ven tienen que jugar un rato con él; se advierte que hace mucho que lo buscaban; la mano se apresura a apretar la empuñadura que la espera; la hoja obediente y poderosa juega con precisión en la vaina. Otra cosa quiere el puñal. Es más que una estructura hecha de metales; los hombres lo pensaron y lo formaron para un fin muy preciso; es, de algún modo eterno, el puñal que anoche mató un hombre en Tacuarembó y los puñales que mataron a César. Quiere matar, quiere derramar brusca sangre.En un cajón del escritorio, entre borradores y cartas, interminablemente sueña el puñal con su sencillo sueño de tigre, y la mano se anima cuando lo rige porque el metal se anima, el metal que presiente en cada contacto al homicida para quien lo crearon los hombres. A veces me da lástima. Tanta dureza, tanta fé, tan apacible o inocente soberbia, y los años pasan, inútiles.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Definitivamente estoy de acuerdo. Todo es energía, y pensando mágicamente, quizá las cosas, todo objeto está en espera de cumplir con la función para la que fue creado y cuando eso se da, es porque en el universo, la energía se alinea para cumplir dicho fin. Es decir que el puñal, la mano, el homicida y la víctima se compaginan para cumplir su razón de ser. Es interesante.

Viko