lunes, 30 de noviembre de 2009

Kafka y Sartre


Ser infeliz
Franz Kafka

Cuando ya eso se había vuelto insoportable -una vez al atardecer, en noviembre-, y yo me deslizaba sobre la estrecha alfombra de mi pieza como en una pista, estremecido por el aspecto de la calle iluminada, me di vuelta otra vez, y en lo hondo de la pieza, en el fondo del espejo, encontré no obstante un nuevo objetivo, y grité, solamente por oír el grito al que nada responde y al que tampoco nada le sustrae la fuerza de grito, que por lo tanto sube sin contrapeso y no puede cesar aunque enmudezca; entonces desde la pared se abrió la puerta hacia afuera así de rápido porque la prisa era, ciertamente, necesaria, e incluso vi los caballos de los coches abajo, en el pavimento, se levantaron como potros que, habiendo expuesto los cuellos al enemigo, se hubiesen enfurecido en la batalla. Cual pequeño fantasma, corrió una niña desde el pasillo completamente oscuro, en el que todavía no alumbraba la lámpara, y se quedó en puntas de pie sobre una tabla del piso, la cual se balanceaba levemente encandilada en seguida por la penumbra de la pieza, quiso ocultar rápidamente la cara entre las manos, pero de repente se calmó al mirar hacia la ventana, ante cuya cruz el vaho de la calle se inmovilizó por fin bajo la oscuridad. Apoyando el codo en la pared de la pieza, se quedó erguida ante la puerta abierta y dejó que la corriente de aire que venía de afuera se moviese a lo largo de las articulaciones de los pies, también del cuello, también de las sienes. Miré un poco en esa dirección, después dije: "buenas tardes", y tomé mi chaqueta de la pantalla de la estufa, porque no quería estarme allí parado, así, a medio vestir. Durante un ratito mantuve la boca abierta para que la excitación me abandonase por la boca. Tenía la saliva pesada; en la cara me temblaban las pestañas. No me faltaba sino justamente esta visita, esperada por cierto. La niña estaba todavía parada contra la pared en el mismo lugar; apretaba la mano derecha contra aquélla, y, con las mejillas encendidas, no le molestaba que la pared pintada de blanco fuese ásperamente granulada y raspase las puntas de sus dedos. Le dije: -¿Es a mí realmente a quien quiere ver? ¿No es una equivocación? Nada más fácil que equivocarse en esta enorme casa. Yo me llamo así y asá; vivo en el tercer piso. ¿Soy entonces yo a quien usted desea visitar? -¡Calma, calma! -dijo la niña por sobre el hombro-; ya todo está bien. -Entonces entre más en la pieza. Yo querría cerrar la puerta.-Acabo justamente de cerrar la puerta. No se moleste. Por sobre todo, tranquilícese. -¡Ni hablar de molestias! Pero en este corredor vive un montón de gente. Naturalmente todos son conocidos míos. La mayoría viene ahora de sus ocupaciones. Si oyen hablar en una pieza creen simplemente tener el derecho de abrir y mirar qué pasa. Ya ocurrió una vez. Esta gente ya ha terminado su trabajo diario; ¿a quién soportarían en su provisoria libertad nocturna? Por lo demás, usted también ya lo sabe. Déjeme cerrar la puerta. -¿Pero qué ocurre? ¿Qué le pasa? Por mí, puede entrar toda la casa. Y le recuerdo; ya he cerrado la puerta; créalo. ¿Solamente usted puede cerrar las puertas?-Está bien, entonces. Más no quiero. De ninguna manera tendría que haber cerrado con la llave. Y ahora, ya que está aquí, póngase cómoda; usted es mi huésped. Tenga plena confianza en mí. Lo único importante es que no tema ponerse a sus anchas. No la obligaré a quedarse ni a irse. ¿Es que hace falta decírselo? ¿Tan mal me conoce? -No. En realidad no tendría que haberlo dicho. Más todavía: no debería haberlo dicho. Soy una niña; ¿por qué molestarse tanto por mí? -¡No es para tanto! Naturalmente, una niña. Pero tampoco es usted tan pequeña. Ya está bien crecidita. Si fuese una chica no habría podido encerrarse, así no más, conmigo en una pieza. -Por eso no tenemos que preocuparnos. Solamente quería decir: no me sirve de mucho conocerle tan bien; sólo le ahorra a usted el esfuerzo de fingir un poco ante mí. De todos modos, no me venga con cumplidos. Dejemos eso, se lo pido, dejémoslo. Y a esto hay que agregar que no lo conozco en cualquier lugar y siempre, y de ninguna manera en esta oscuridad. Sería mucho mejor que encendiese la luz. No. Mejor no. De todos modos, seguiré teniendo en cuenta que ya me ha amenazado. -¿Cómo? ¿Yo la amenacé? ¡Pero por favor! ¡Estoy tan contento de que por fin esté aquí! Digo "por fin" porque ya es tan tarde. No puedo entender por qué vino tan tarde. Además es posible que por la alegría haya hablado tan incongruentemente, y que usted lo haya interpretado justamente de esa manera. Concedo diez veces que he hablado así. Sí. La amenacé con todo lo que quiera. Una cosa: por el amor de Dios, ¡no discutamos! ¿Pero, cómo pudo creerlo? ¿Cómo pudo ofenderme así? ¿Por qué quiere arruinarme a la fuerza este pequeño momentito de presencia suya aquí? Un extraño sería más complaciente que usted. -Lo creo. Eso no fue ninguna genialidad. Por naturaleza estoy tan cerca de usted cuanto un extraño pueda complacerle. También usted lo sabe. ¿A qué entonces esa tristeza? Diga mejor que está haciendo teatro y me voy al instante. -¿Así? ¿También esto se atreve a decirme? Usted es un poco audaz. ¡En definitiva está en mi pieza! Se frota los dedos como loca en mi pared. ¡Mi pieza, mi pared! Además, lo que dice es ridículo, no sólo insolente. Dice que su naturaleza la fuerza a hablarme de esta forma. Su naturaleza es la mía, y si yo por naturaleza me comporto amablemente con usted, tampoco usted tiene derecho a obrar de otra manera. -¿Es esto amable? -Hablo de antes. -¿Sabe usted cómo seré después? -Nada sé yo. Y me dirigí a la mesa de luz, en la que encendí una vela. Por aquel entonces no tenía en mi pieza luz eléctrica ni gas. Después me senté un rato a la mesa, hasta que también de eso me cansé. Me puse el sobretodo; tomé el sombrero que estaba en el sofá, y de un soplo apagué la vela. Al salir me tropecé con la pata de un sillón. En la escalera me encontré con un inquilino del mismo piso. -¿Ya sale usted otra vez, bandido? -preguntó, descansando sobre sus piernas bien abiertas sobre dos escalones. -¿Qué puedo hacer? -dije-. Acabo de recibir a un fantasma en mi pieza. -Lo dice con el mismo descontento que si hubiese encontrado un pelo en la sopa. -Usted bromea. Pero tenga en cuenta que un fantasma es un fantasma. -Muy cierto: ¿pero cómo, si uno no cree absolutamente en fantasmas? -¡Ajá! ¿Es que piensa usted que yo creo en fantasmas? ¿Pero de qué me sirve este no creer?-Muy simple. Lo que debe hacer es no tener más miedo si un fantasma viene realmente a su pieza.-Sí. Pero es que ése es el miedo secundario. El verdadero miedo es el miedo a la causa de la aparición. Y este miedo permanece, y lo tengo en gran forma dentro de mí. De pura nerviosidad, empecé a registrar todos mis bolsillos. -Ya que no tiene miedo de la aparición como tal, habría debido preguntarle tranquilamente por la causa de su venida. -Evidentemente, usted todavía nunca ha hablado con fantasmas; jamás se puede obtener de ellos una información clara. Eso es un de aquí para allá. Estos fantasmas parecen dudar más que nosotros de su existencia, cosa que por lo demás, dada su fragilidad, no es de extrañar. -Pero yo he oído decir que se les puede seducir.-En ese punto está bien informado. Se puede. ¿Pero quién lo va a hacer? -¿Por qué no? Si es un fantasma femenino, por ejemplo -dijo, y subió otro escalón. -¡Ah, sí...! -dije-, pero aún así no vale la pena. Recapacité.Mi vecino estaba ya tan alto que para verme tenía que agacharse por debajo de una arcada de la escalera. -Pero no obstante -grité-, si usted ahí arriba me quita mi fantasma, rompemos relaciones para siempre. -¡Pero si fue solamente una broma! -dijo, y retiró la cabeza. -Entonces está bien -dije. Y ahora sí que, a decir verdad, podría haber salido tranquilamente a pasear; pero como me sentí tan desolado preferí subir, y me eché a dormir.
El existencialismo es un humanismo
Sartre
"Si en efecto la existencia precede a la esencia, no se podrá jamás explicar por referencia a una naturaleza humana dada y fija; dicho de otro modo, no hay determinismo, el hombre es libre, el hombre es libertad. Si, por otra parte, Dios no existe, no encontramos frente a nosotros valores u órdenes que legitimen nuestra conducta. Así, no tenemos ni detrás ni delante de nosotros, en el dominio luminoso de los valores, justificaciones o excusas. Estamos solos, sin excusas. Es lo que expresaré diciendo que el hombre está condenado a ser libre. Condenado, porque no se ha creado a sí mismo, y, sin embargo, por otro lado, libre, porque una vez arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace".

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenas tardes querido lector, hoy en esta tarde daremos un análisis acerca de las obras de Franz Kafka
"Ser Infeliz" y de Jean Paul Sartré
"El existencialismo es un humanismo".

F. Kafka y J.Sartré dos escritores influenciados por el Existencialismo, nos han proporcionado dos de sus grandes obras. Ser Infeliz, data de un hombre que no creía en fantasmas, sin embargo se le aparece uno en su pieza, (el cuarto en el que vivía).

Esta fantasmita es una niña, que lo visita y habla con él, siendo él un hombre incrédulo acerca de los fantasmas, pero aún así es agradable su visita, ya que al parecer la llegada de este fantasmita no le es de nada indiferente; a pesar del miedo que sentía.

Es interesante la comparación que hace respecto a la vida con la muerte, de quién duda más sobre su existencia, es por eso que el autor hace referencia acerca de la existencia de ser humano, y de la muerte, conocer en que espacio vivimos, y de la fragilidad de cada uno de nosotros o de los que ya no están.

Pasando al otro texto de Jean Paul Sartré, "El existencialismo es un humanismo".

Pienso que el autor habla sobre la diferencia de los que van creando el significado de sus vidas, dándole una esencia, encontrando el motivo por el cual estamos aquí, en este texto Sartré destaca la libertad, el hombre es verdaderamente libre, y a causa de su libertad es responsable de todo acto que el realice. Es por eso que su filosofía hace cada vez más referencia a esto que llamamos existencialismo.

Espero que mediten estos textos tan interesantes y de los cuales se puede aprender mucho.

Esto es todo, Gracias.

Ana Karen Bernabé Valladares.

Anónimo dijo...

Buenas tardes querido lector, hoy en esta tarde daremos un análisis acerca de las obras de Franz Kafka
"Ser Infeliz" y de Jean Paul Sartré
"El existencialismo es un humanismo".

F. Kafka y J.Sartré dos escritores influenciados por el Existencialismo, nos han proporcionado dos de sus grandes obras. Ser Infeliz, data de un hombre que no creía en fantasmas, sin embargo se le aparece uno en su pieza, (el cuarto en el que vivía).

Esta fantasmita es una niña, que lo visita y habla con él, siendo él un hombre incrédulo acerca de los fantasmas, pero aún así es agradable su visita, ya que al parecer la llegada de este fantasmita no le es de nada indiferente; a pesar del miedo que sentía.

Es interesante la comparación que hace respecto a la vida con la muerte, de quién duda más sobre su existencia, es por eso que el autor hace referencia acerca de la existencia de ser humano, y de la muerte, conocer en que espacio vivimos, y de la fragilidad de cada uno de nosotros o de los que ya no están.

Pasando al otro texto de Jean Paul Sartré, "El existencialismo es un humanismo".

Pienso que el autor habla sobre la diferencia de los que van creando el significado de sus vidas, dándole una esencia, encontrando el motivo por el cual estamos aquí, en este texto Sartré destaca la libertad, el hombre es verdaderamente libre, y a causa de su libertad es responsable de todo acto que el realice. Es por eso que su filosofía hace cada vez más referencia a esto que llamamos existencialismo.

Espero que mediten estos textos tan interesantes y de los cuales se puede aprender mucho.

Esto es todo, Gracias.

Ana Karen Bernabé Valladares.

Anónimo dijo...

Buenos Días, Noches o Tardes queridos lectores que leen esta interesante revista literaria…


Hoy quiero contarles sobre un Gran Cuento llamado “Ser Infeliz” de un Gran Personaje su nombre es “Franz Kafka” un escritor Austriaco de idioma Alemán. Su corriente literaria el Existencialismo.

Alguna vez en nuestras vidas siempre llegamos a sentir una soledad inmensa que no puede ser comparada con ningún otro sentimiento y al sentir esto nos sentimos triste, deprimidos y melancólicos, todos lo desahogamos de alguna u otra manera según nuestra forma de pensar o más bien de vivir.

Los escritores por lo tanto escriben para desahogarse en algo para reclamarle algo a la vida por medio de sus letras o simplemente para burlarse de las demás personas que no tienen el talento de echar a volar su imaginación y que solo se encierran en sus mundos de aburrimiento.

El cuento de Kafka nos relata una historia de el mismo con una niña fantasma que se le aparece en su habitación el trata de mantenerla hay para que no se valla o tal vez es que se sentía demasiado solo que imaginaba la compañía de una pequeña.

Conversa con ella pero nunca se da el tiempo de preguntarle porque esta hay o el motivo de su aparición y justo a el que está solo en la vida. Al final la niña desaparece del lugar.

Un cuento metafórico e interesante que les recomiendo leer esto ha sido solo una pequeña introducción sobre el mismo para que se den cuenta de todo lo bueno que nos esconde la literatura, las fantásticas historias que ojala un día de estos se den tiempo de leer.

Cuídense Mucho.

Hasta la Proxima…







Thalia Ivett Organiz Martinez

Anónimo dijo...

Buenos dias queridos lectores hoy en este dia se me ocurrio platicarles un poco de una obra de un escritor muy famoso el señor Franz Kafka de su obra titulada.


"SER INFELIZ"

Bueno en esta obras el nos retalata una historia muy interesante. El en esta obra hablo sobre su estancia en una casa donde el relata que apesar de su soledad existia alguien con el que le hacia compañia porque para el era una habitante mas.

porque el se sentia solo y bueno todo escritor escribe cosas que le han sucedido en la vida o aveces imaginario nadamas.

y todo ser humano en algun momento nos queremos sentir amados y queridos por personas pero a veces no aLcanzamos eso. A si que el se sentia acompañado por esa niña fantasma.
Que era la unica que le hacia comapñia en sus momentos de soledad y tristes.

y mas que nada esa fue una vida que el señor Franz nos relata en su obra de "SER INFELIZ"
Bueno espero que les aya gustado esta pequeña historia del señor Franz Kafka.
se despide de ustedes su amigo:

EL BENNY.

HASTA LA PROXIMA.

Andrès Ibarra dijo...

Una vez más nos encontramos en este espacio de expresión literaria; en esta ocasión abordaremos las obras de dos personajes históricos pertenecientes a la vanguardia existencialista Franz Kafka y Jean Paul Sartré.
En los textos escritos por Franz Kafka "Ser Infeliz" y Jean Paul Sartré
"El existencialismo es un humanismo" nos muestran lo que era parte de su vida y el vacio que estos tenían.
En el primer caso narra los encuentros que tienen dos personas con personas de otro tipo a las que conocemos como fantasmas. En el segundo caso habla de la libertad del ser humano.
Sin duda son dos grandes textos que todos deberíamos conocer para enriquecer nuestra visión y conocimientos.

Anónimo dijo...

El existencialismo fue un movimiento vanguardista en el que el hombre comenzó a verse como un ser responsable, a crear sus propias conjeturas e incluso sus propias conclusiones sobre sí.

Hombres como Franz Kafka y Jean Paul Sartré figuran como destacados escritores existencialistas pero, ¿De qué hablan estos autores?

De forma peculiar y diferente Kafka crea situaciones extraordinarias que ponen en duda el sentido de las historias que recrea. Por ejemplo en: "Ser infeliz", leemos a un Kafka que hace un diálogo enmarañado entre un hombre y una niña "fantasma" que develan una realidad dudosa de engorrosa comprensión.

De manera contigua podemos conocer el ideario de Sartre leyendo "El existencialismo es un humanismo" texto en el que utilizando pocas líneas nos sumerge en un análisis sobre si en realidad somos parte de algo más grande y poderoso o si somos producto de nuestra propia creación.

Ambos escritores hacen una paradoja constante sobre la existencia de lo que conocemos como real resultando interesante reflexionar qué tanta racionalidad podemos otorgarles. Una buena alternativa si de conocer otros horizontes se trata.

*CaHe*

Anónimo dijo...

Buenos días leedores consecutivos de estas líneas, esta vez las recomendaciones serán los escritores existencialistas:

FRANZ KAFKA Y SARTRE, el primer cuento llamado: “Ser infeliz” y “El existencialismo es humanismo”.

En el primer texto Kafka juega y mezcla la existencia y el inframundo, la subsistencia y la muerte, la vida y la expiración. (Obviamente humanas) en el texto él entabla una conversación interesante con el fantasma de una infante, la charla se desarrolla en el edificio donde él alquila una habitación.

El segundo texto nos habla sobre la determinación que debe existir en el ser humano, si tu actúas debes asumir y encarar las consecuencias próximas. Simplemente somos responsables de lo que realizamos y decimos en este mundo.

Espero nos sigan leyendo en la próxima recomendación…..GRACIAS!!
“GREKA”

Anónimo dijo...